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¿Son buenos los destilados de THC para el manejo de la ansiedad? ¿Qué dice la ciencia?

El tetrahidrocannabinol (THC) es el principal componente psicoactivo del cannabis y es responsable de los efectos psicotrópicos que se producen al consumir esta planta. A diferencia del cannabidiol (CBD), que también proviene del cannabis pero no genera alteraciones en la percepción, el THC tiene la capacidad de modificar el estado de ánimo y afectar la percepción temporalmente.

El mecanismo de acción del THC ocurre a través del sistema endocannabinoide, una red biológica compuesta por receptores celulares distribuidos en el sistema nervioso central, el sistema inmunológico y otros tejidos del cuerpo. Este sistema interviene directamente en funciones como el sueño, la memoria, el apetito, la percepción del dolor y el estado de ánimo.

Cuando el THC entra en el organismo, se une principalmente a los receptores CB1 (cannabinoide tipo 1), que se localizan en el cerebro y la médula espinal. Esta unión altera la liberación natural de neurotransmisores como dopamina, serotonina y GABA (ácido gamma-aminobutírico). En el caso específico del GABA, se trata de un neurotransmisor inhibidor cuya función principal es reducir la actividad neuronal. Este elemento juega un papel central en la regulación de la ansiedad.

La evidencia indica que el THC puede modificar temporalmente los niveles de GABA, lo que explicaría por qué, en determinadas circunstancias, puede disminuir la ansiedad. Sin embargo, esta misma interacción puede provocar un aumento de la ansiedad en otras personas, dependiendo de factores como la dosis administrada, la sensibilidad individual, el entorno de consumo y la experiencia previa con cannabis.


Evidencia científica sobre el THC y la ansiedad

La relación entre el THC y la ansiedad ha sido objeto de múltiples investigaciones que, en su mayoría, confirman un patrón bifásico en los efectos. Es decir, dosis bajas podrían tener un impacto ansiolítico, mientras que dosis altas tienden a generar un efecto contrario.

Un estudio publicado en Journal of Affective Disorders (2018) mostró que el consumo de cannabis con niveles moderados de THC redujo significativamente los síntomas de ansiedad en el 93,5% de las sesiones observadas. El análisis indicó que con apenas dos inhalaciones se lograba un efecto calmante perceptible, lo que respalda la hipótesis de que una administración controlada en dosis pequeñas podría ser útil como parte de una estrategia de manejo de ansiedad aguda.

No obstante, cuando se aumentan las dosis, los resultados cambian. Una revisión sistemática publicada en Neuroscience & Biobehavioral Reviews (2020) revisó 31 estudios enfocados en la interacción entre cannabis y ansiedad. El análisis concluyó que el THC, en cantidades elevadas, tiende a incrementar los síntomas de ansiedad, en especial en usuarios con poca o ninguna experiencia previa o en aquellos con antecedentes clínicos de trastornos de ansiedad.

Esta doble respuesta, también conocida como efecto bifásico, es uno de los principales obstáculos para considerar al THC como opción terapéutica de primera línea. La falta de estandarización en la dosificación, sumada a la respuesta altamente individual, dificulta establecer una guía única de uso para todos los pacientes.

Al comparar el THC con el CBD, la literatura científica favorece claramente al segundo. Un estudio de Neurotherapeutics (2015) concluyó que el CBD muestra un potencial terapéutico considerable en el tratamiento de múltiples tipos de trastornos de ansiedad, con un perfil de seguridad más favorable y sin inducir los efectos psicoactivos que pueden derivar en un aumento de la ansiedad en ciertos pacientes.

El CBD actúa mediante mecanismos diferentes dentro del sistema endocannabinoide y parece ejercer su efecto sin interferir con los receptores CB1 de forma tan directa como los destilados de THC. Esto le otorga una ventaja en términos de tolerabilidad y manejo de eventos adversos, especialmente en poblaciones clínicas vulnerables.


Beneficios y riesgos del uso de destilados de THC

Los destilados de THC son concentrados altamente refinados obtenidos mediante procesos de extracción avanzados que permiten aislar el compuesto activo con una pureza mucho mayor que la que se encuentra en la flor natural de cannabis. Debido a su potencia, este tipo de producto se ha posicionado como una opción relevante para quienes buscan efectos específicos, incluyendo el manejo de síntomas relacionados con la ansiedad.

Desde el punto de vista de los usuarios, algunos de los beneficios más reportados al utilizar destilados de THC en contextos de ansiedad incluyen:

  • Reducción rápida de síntomas relacionados con episodios agudos de ansiedad.
  • Mejora en la calidad del sueño, lo que impacta indirectamente en la reducción de ansiedad sostenida.
  • Relajación física y mental que facilita la regulación emocional.
  • Disminución de pensamientos intrusivos y rumiativos, típicos en algunos trastornos de ansiedad.

Un estudio observacional publicado en Cannabis and Cannabinoid Research (2019) indicó que pacientes que usaban productos de cannabis medicinal reportaban una disminución importante en los síntomas de ansiedad, así como una mejora en su percepción general de calidad de vida. Sin embargo, este tipo de estudios no cuenta con los niveles de control ni rigurosidad metodológica que ofrecen los ensayos clínicos aleatorizados, por lo que sus hallazgos deben interpretarse con cautela.

Actualmente, en ciudades como Medellín, estos productos pueden conseguirse de forma regulada a través de tiendas especializadas como Destilados THC Medellín, donde es posible acceder a variedades con concentraciones específicas y recomendaciones sobre su uso, lo que resulta útil para quienes buscan iniciar un tratamiento controlado.

Junto con los beneficios percibidos, también se deben tener en cuenta los posibles efectos adversos asociados al uso de destilados de THC. Entre los más comunes se encuentran:

  • Aumento en la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo cual puede agravar la ansiedad en personas sensibles o con antecedentes cardiovasculares.
  • Posibilidad de generar dependencia psicológica, especialmente con un uso prolongado sin supervisión.
  • Efectos paradójicos: en algunos casos, el THC puede intensificar los síntomas de ansiedad en lugar de aliviarlos, particularmente en dosis elevadas o sin una guía adecuada.
  • Alteraciones temporales en la memoria, atención y capacidad de concentración.
  • Riesgo elevado de efectos adversos en personas con diagnósticos psiquiátricos previos, incluyendo trastornos del estado de ánimo y esquizofrenia.

Un metaanálisis publicado en JAMA Psychiatry (2020) resaltó que el consumo de cannabis de alta potencia, como es el caso de los destilados, estaba correlacionado con un mayor riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad a largo plazo. Estos hallazgos refuerzan la necesidad de que cualquier uso terapéutico de productos con alto contenido de THC se realice bajo vigilancia médica, con un protocolo claro de titulación de dosis y seguimiento clínico continuo.

Los especialistas suelen recomendar iniciar con microdosis y ajustar de manera gradual, tomando en cuenta no solo la respuesta fisiológica inmediata, sino también los efectos que puedan presentarse a mediano y largo plazo. Además, es fundamental que el paciente esté informado sobre las limitaciones actuales de la evidencia científica en torno a estos productos y mantenga una expectativa realista sobre los resultados esperados.


El estatus legal de los destilados de THC no es uniforme a nivel internacional. Mientras algunos países han adoptado marcos regulatorios amplios para permitir su uso médico y, en ciertos casos, recreativo, otros aún mantienen restricciones estrictas que limitan su acceso, distribución y producción.

En jurisdicciones como Canadá, varios estados de Estados Unidos, Uruguay y ciertos países de Europa, los productos con THC (destilados) están legalizados bajo normativas que permiten su uso en contextos médicos específicos, incluyendo el tratamiento de trastornos relacionados con la ansiedad. Estos marcos suelen requerir prescripción médica, licencias para los productores y distribuidores, así como controles de calidad obligatorios en cada etapa del proceso.

En Colombia, la situación ha evolucionado de forma progresiva desde 2016. Ese año se aprobó la Ley 1787, que estableció la base legal para el uso médico y científico del cannabis, así como para su producción, distribución y exportación en el territorio nacional. Esta normativa permite que productos con contenido de THC puedan ser utilizados bajo prescripción médica, en el marco de tratamientos para condiciones como dolor crónico, náuseas por quimioterapia y, en algunos casos, trastornos de ansiedad resistentes al tratamiento convencional.

Posteriormente, el Decreto 811 de 2021 amplió el marco normativo, incluyendo disposiciones específicas que facilitaron el desarrollo de la industria del cannabis medicinal. El decreto introdujo ajustes en temas de licenciamiento, trazabilidad, comercialización y fabricación, permitiendo una mayor claridad operativa para empresas del sector y mejorando los mecanismos de acceso para pacientes.

Bajo la legislación vigente en Colombia, se establecen varios lineamientos para el uso de destilados de THC con fines terapéuticos:

  • Prescripción médica obligatoria: Sólo médicos debidamente autorizados pueden prescribir productos con THC, con base en una evaluación clínica completa.
  • Canales de distribución regulados: Los productos deben ser adquiridos a través de farmacias o dispensarios legalmente habilitados, cumpliendo con protocolos de trazabilidad.
  • Etiquetado obligatorio: Cada producto debe especificar claramente el contenido de THC, los ingredientes activos, el modo de uso y las advertencias sanitarias correspondientes.
  • Control de calidad: La producción y distribución deben cumplir con estándares técnicos exigidos por el INVIMA y otros entes de regulación, incluyendo pruebas de laboratorio que validen pureza, concentración y ausencia de contaminantes.

En lo que respecta al uso específico de destilados de THC en contextos clínicos relacionados con ansiedad, la normativa colombiana exige que el médico tratante justifique su uso como alternativa terapéutica, luego de documentar el fracaso o la ineficacia de tratamientos convencionales.

Tiendas como Destilados Medellín THC cumplen con estas exigencias normativas al ofrecer productos que han pasado por controles de calidad y están etiquetados de acuerdo con los lineamientos legales, facilitando el acceso responsable y seguro a usuarios que cuentan con prescripción médica.

Es importante señalar que, si bien el marco legal colombiano permite este tipo de intervenciones, el acceso a los productos, su disponibilidad en el mercado y la capacitación médica sobre su uso todavía presentan desafíos. En muchos casos, los pacientes no encuentran prescriptores informados, o se enfrentan a limitaciones en la oferta de productos regulados que cumplan con las especificaciones terapéuticas necesarias.

En Medellín, el crecimiento del interés por tratamientos alternativos ha impulsado la aparición de puntos de venta como Destilados THC Medellín, que también han incorporado asesoría especializada para orientar a los usuarios en el uso responsable de estos productos, especialmente en temas sensibles como la ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo.

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